La piel es el mayor órgano del cuerpo con numerosas funciones imprescindibles para la vida.
La piel funciona como una barrera protectora que aísla del medio externo, permitiendo el buen funcionamiento de todos los demás órganos y tejidos del cuerpo.
La piel es una barrera impermeable que evita la penetración de sustancias desde el exterior al interior y viceversa. Evita las pérdidas de fluidos que podrían llevar a la deshidratación y a la muerte, como puede ocurrir en el caso de quemaduras de gran extensión.
Proporciona estructura al cuerpo, modelando y conteniendo el resto de tejidos que conforman el cuerpo.
Además de funcionar como defensa física, proporciona también, la primera Defensa inmunológica del organismo frente a agresiones externas. El sistema inmunológico es el encargado de defender al cuerpo frente a numerosas agresiones tanto por bacterias, virus, hongos, levaduras, como frente a agresiones mecánicas como golpes o traumatismos. La piel tiene una función inmunológica, reaccionando frente a cualquier agresión que se produzca.
La piel también ejerce una barrera antimicrobiana, no sólo por su función inmunológica, sino por la producción de diversas sustancias que son capaces de impedir la proliferación de agentes microbianos sobre ella o la penetración de los mismos al interior del organismo.
Además, la piel posee las estructuras que sintetizan el pelo y las uñas
También podemos considerar a la piel como un espejo de la condición interna del individuo. Animales enfermos o mal alimentados suelen manifestar su enfermedad o carencias en la piel.
Debemos de cuidar la piel de nuestros animales y mantener una higiene adecuada de la misma.
Es importante realizar un cepillado frecuente, aportar una buena alimentación al animal y acudir al veterinario siempre que observemos lesiones sobre la piel de nuestros animales.
Dra. Lorente