Ahora que se acerca la época de regalos y de nuevos proyectos, no tenemos más remedio que volver sobre el eterno tema del abandono animal.
Navidad es un buen momento para acoger a un nuevo miembro en la familia. Una gran decisión que no puede ser tomada a la ligera. Todos los que amamos los animales estamos de acuerdo en las ventajas de tener un perro o un gato: nos hará compañía, nos dará cariño, nos ofrecerá la oportunidad de dar nosotros cariño, de cuidarnos mutuamente, nos enseñaran cosas sorprendentes (siempre es apasionante observar los comportamientos ajenos), la lista de ventajas puede ser interminable.
Pero tener una mascota también supone asumir una serie de compromisos: desde el momento en que le abrimos los brazos tenemos un ser vivo del que hay que ocuparse. Un miembro de la familia al que hay que alimentar, sacar de paseo -en el caso de un perro- con unos horarios ordenados, asegurarnos de que pueda hacer ejercicio si se trata de una raza grande y atlética, limpiar sus excrementos -sus bandejas en el caso de los gatos, recurrir a la bolsita por la calle en el caso de los perros-, velar por su salud... Y todo esto, además, conlleva un gasto: comida, veterinarios, aseo... y un compromiso en el tiempo, tenemos que estar seguros de que estamos dispuestos a acoger a ese ser durante toda su vida.
A la hora de valorar si estamos dispuestos a "cargar" con esa responsabilidad, es de gran ayuda analizar cuál es nuestra motivación ¿estamos dispuestos a anteponer el bienestar de nuestro animal por encima de nuestra "libertad de actuación"?.
No pasa nada por ser consciente de que tu momento de acoger una mascota no ha llegado todavía, es una solución mucho más inteligente y coherente que abandonar a un animal indefenso unos meses más tarde.
Pero si tu balance es positivo y estás dispuesto a adquirir ese compromiso, ¡Enhorabuena!, poner una mascota en tu vida es una experiencia única y gratificante. Tu animal, único, porque igual que no hay dos personas iguales, no hay dos gatos o dos perros iguales, se convertirá poco a poco en uno de tus temas de conversación habituales -"¿Te he enseñado ya la foto de mi gato Bogart?", "No te vas a creer lo que hizo ayer Luna cuando llegué a casa"...- prueba de que ha pasado a ser una parte muy importante de tu vida. Disfrutalo...