Flush fue el nombre del cocker spaniel de la poetisa inglesa Elizabeth Barret (1806-1861). También es el título de una
simpática, dinámica y encantadora novela de Virginia Woolf, publicada en 1933.
En
Flush, Virginia Woolf, nos narra, a través de los ojos del propio can la vida
de Elizabeth Barret, durante los años que vivieron juntos. El cachorrillo Flush
fue un regalo de la también escritora Mary Russell Mitford (1787-1855), amiga
de Miss Barret.
En ese
momento, esta última vivía, debido a las secuelas de una enfermedad, como una
inválida, prácticamente recluida en su habitación. Tiempo después la escritora
conocería a Robert Browning (1812-1889), también poeta y dramaturgo, del que se
enamoraría, gracias al cual olvidaría sus dolencias, y con quien se casó en
secreto, abandonando la casa familiar para trasladarse después juntos a Italia.
En mi pobre conocimiento de la
prosa, siempre impecable, de Virginia, auto-clasifico sus novelas en dos
grupos: unas son farragosas, arduas y espesas, las otras son ligeras,
inteligentes, directas y muy estimulantes. Flush pertenece a este segundo tipo.
La novela se inicia con una
divertida exposición de teorías sobre el origen de la raza Cocker Spaniel. En
el primer párrafo consigue la autora enganchar al lector, que ya se sabe preso
de un texto que estimulará su inteligencia y sus sentidos. Se nota además, en la forma de
contar la historia, que Virginia Woolf fue conocedora de la raza canina y
propietaria de varios perros a lo largo de su vida.
La última edición en español de
Flush que he encontrado es una de 2010 de la Editorial Destino. Yo lo he leído
en una edición de la misma editorial, de 1956, pescada en una Biblioteca
Pública, aderezada además con un prólogo salpicado de halagos a la sensibilidad
femenina, que hoy tienen un cierto “encanto” histórico por el rancio machismo
que desprenden.
Como lectora, os recomiendo que
vayáis directamente a una librería a por un ejemplar, pues merece la pena
aumentar la biblioteca propia con este título, yo ya tengo pensado hacerlo.
Pero compréis o toméis prestado, si tenéis oportunidad no dejéis de leerlo.