En ocasiones nos llegan por
e-mail o por teléfono consultas de este tipo: mi perro se rasca detrás de las
orejas ¿qué tiene?, mi gato no para de rascarse ¿qué puedo darle? Pero si solo
existiese una respuesta, hace tiempo que en Adervet nos hubiésemos planteado dedicarnos
a otra cosa…
Que nuestra mascota se rasque de
manera anómala, más que un síntoma, es un indicio. Una señal de que algo no va
bien. Pero ¿qué es lo que no va bien?
Las causas pueden ser diversas:
parásitos, reacciones alérgicas a la picadura de los anteriores, alergias de
otros tipos –por ejemplo alimentarias-, infecciones provocadas por bacterias o
por hongos, enfermedades endocrinas, cutáneas, parasitarias…
Incluso podemos encontrarnos con
trastornos asociados al comportamiento. Ya hemos hablado en otras ocasiones de
estrés animal. Situaciones como un cambio de casa o la llegada de una nueva
mascota, por poner algún ejemplo, pueden dar lugar a que el animal se rasque o
se lama de manera compulsiva. “Inocentes” tics que si no se controlan pueden acabar
degenerando en una afección cutánea.
Identificar la causa de ese picor
–o no picor-, efectuar el diagnóstico adecuado y prescribir su tratamiento, es de nuevo tarea de nuestro veterinario.
En ocasiones el problema será puntual y fácil de atajar, en otras nos
encontraremos ante patologías de más largo tratamiento, o incluso ante
enfermedades crónicas.
Sea cual sea el origen de ese
picor, lo cierto es que, como ocurre con cualquier patología, el atajar el
problema a tiempo es una ventaja a nuestro favor. Estar pendiente de nuestra
mascota, saber reconocer que algo no marcha como debiera, acudir a tiempo al
veterinario y, por supuesto, seguir sus indicaciones, es tan importante como darles
la comida a diario o sacarles de paseo. Digamos que es otro punto más del “manual
del perfecto propietario”.
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