Vacunas y desparasitaciones marcan el calendario veterinario de nuestras mascotas, digamos que son la “rutina” sanitaria mínima que debemos observar en el cuidado de su salud.
Como el nombre indica, cuando desparasitamos efectuamos una acción defensiva y/o preventiva contra determinados parásitos. Pequeños organismos oportunistas que se instalan en nuestros animales y pueden ser foco de enfermedades más o menos graves.
Entre los primeros podemos distinguir dos grandes grupos: los vermes planos –conocidos coloquialmente por tenias- y los vermes redondos. Diarreas, pérdida de peso, nerviosismo, son algunos de los síntomas que nos avisan de la presencia de estos invasores. La acción de estos gusanos no se detiene en el animal infestado, que puede eliminar los huevos del parásito en sus heces y de esa manera infectar a los seres humanos.
Entre los parásitos externos más habituales se encuentran las pulgas, las garrapatas y el famoso “mosquito” transmisor de la Leishmaniansis. Picor, dermatitis y graves enfermedades pueden transmitirse por la acción de esos "ocupas" externos.
La desparasitación interna debe mantenerse durante todo el año. Lo mismo se recomienda en el caso de los parásitos externos, aunque se hace verdaderamente imprescindible durante las épocas cálidas, es decir desde la primavera hasta el otoño. La periodicidad en las aplicaciones depende del antiparasitario elegido.
En el caso de los cachorros es imprescindible efectuar una desparasitación interna eficaz antes de iniciar el calendario de vacunaciones. En lo que respecta a la externa, debe hacerse con productos específicos para cachorros, no tóxicos.
De nuevo os remitimos a vuestros veterinarios, que según el animal, la zona geográfica o la época del año os recomendarán el antiparasitario –comprimidos, pipetas o inyectables- más recomendable para mantener a los “bichejos” a raya.
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